El vendaval de la crisis lleva azotando el sector publicitario desde hace un tiempo y no parece que vaya a amainar de momento. Muchos vaticinaron grandes cambios. Hasta las vacas sagradas de la publicidad alentaban a reinventarse: adaptarse o morir.
Es cierto que hay cosas que han cambiado. Una de ellas, quizá la más visible, es que los presupuestos no son los mismos (y los salarios, evidentemente, tampoco). A raíz e esto, ciertos vocablos se han ido acomodando en el léxico de una gran mayoría de clientes que, demandando viralidad o notoriedad, esperan que por intervención divina, en este caso de las agencias, un brief mediocre abra portadas en periódicos y cabeceras de informativos.
Por suerte, no todo es tan negro como lo pintan, y ante las trabas que esta situación plantea al proceso de creación, siempre se encuentran nuevas fórmulas para seguir sacando adelante un trabajo impecable.
En este primer post para Marketips, supuestamente debería estar comentando la maravillosa idea que han tenido en una agencia taiwanesa de anunciar sopa de sobre con una partida de ajedrez entre Deep Blue y un señor disfrazado de apio, pero creo que es mejor centrar esta toma de contacto en destacar cómo los impedimentos suelen ser a la vez los encargados de potenciar la creatividad y, para ello, me gustaría recordar una película que poco tiene que ver con la publicidad, pero que consigue ser el ejemplo perfecto para esto que os planteo.
El artífice es Lars Von Trier, ese danés con una capacidad inaudita para ganarse los aplausos de su público y hacer que al rato tengan ganas de abofetearle. Pero dejando a un lado impresiones personales, en su cinta 5 condiciones demuestra de sobra que, a mayores trabas, mejores resultados se pueden alcanzar en un mismo proyecto.
No soy quién para adelantar spoilers, el que quiera saber más, que la vea. Simplemente quería situar el contexto correcto en el que la gran mayoría de los mortales desarrolla su vida laboral, sobre todo porque a partir de ahora destacaré las últimas novedades en publicidad offline (además de cualquier curiosidad que merezca la suerte de entrar en este apartado), y nunca está de más recordar la situación real en la que nos encontramos para valorar de la mejor de las maneras el trabajo que realizamos.