Publicado el 14/02/2016 por Jesús Colmenar
Madrid, 15 de octubre de 2015, un miércoles otoñal en el que el corazón de la capital quedaba absorto ante la inauguración de una de las tiendas low cost más grandes del mundo.
Ese día, el número 32 de la mítica Gran Vía de Madrid abría sus puertas, y el público se rendía ante el gigante del low cost en nuestros días; la irlandesa compañía textil Primark. Mediante el reclamo “ponte guapa, paga menos” y con una gran oferta de ropa a bajo coste a la última, la apertura de la primera tienda Primark a pie de calle en Madrid podrá pasar a la historia como una auténtica revolución, que se resume en colas kilométricas para entrar, calles colapsadas, avalanchas en los 12.000 metros cuadrados que concentra la tienda, y las redes sociales ardiendo minuto a minuto. Fue tal la apoteosis, que el segundo día tuvieron que contratar a 100 empleados más porque los 570 que tenían inicialmente no daban abasto.
Y es que sin invertir ni un euro en publicidad, Primark se ha acabado convirtiendo con el paso de los años en un auténtico fenómeno de masas. La cadena irlandesa ha concentrado su éxito transmitiendo su filosofía low cost a través del boca-oído, haciendo un importante uso de las redes sociales, y prescindiendo de la publicidad tradicional. Por ejemplo, para la inauguración de la tienda de Gran Vía, la firma contó con varios de los blogueros de moda con más repercusión en las redes sociales, y unos días antes se les invitó a conocer la tienda, les dieron ropa para que la probaran y hablaran de ella, y contagiaron a la gente la empatía con la firma.
Toda esta revolución se define como una forma de consumo en el que la marca Primark se ha acabado convirtiendo en una experiencia, en un estilo de vida. En este sentido, comprar en Primark supone a día de hoy una actitud, un conjunto de valores y una apariencia personal. Según afirma Julián Villanueva, profesor del IESE, y autor de un estudio sobre el fenómeno Primark, “en España se ha eliminado el estigma social que suponía comprar ropa barata”, y es ahí donde se explica el exitoso fenómeno de la firma irlandesa en nuestro país.
Además, con la inauguración de la tienda Primark en Madrid se pretende ir más allá. En Primark, los clientes alimentan su satisfacción personal al comprar mucho por poco dinero, y con la inauguración de esta tienda, se auto convencen más aún, sintiéndose como si estuvieran en el mismísimo Harrods. Y es que el inmueble elegido para el céntrico Primark se trata de un espacio rehabilitado a imagen y semejanza de lo que fueron los emblemáticos Almacenes Madrid-Paris, inaugurados por el rey Alfonso XIII en 1924, y que conserva sus escalinatas, las balaustradas del edificio original, y una gran cúpula acristalada en la parte central.
Parece ser que esta es una nueva estrategia de la compañía irlandesa. Hasta el momento, Primark había apostado por situarse en centros comerciales a las afueras, y ahora buscará locales en el centro de las urbes. Este plan ya se ha seguido en otras ciudades como Manchester o Londres.
Está claro que Primark ha sabido sacar partido el hábito de consumo de comprar mucho a bajo precio, algo que se ha ido demostrando con el paso de los años. Y el fenómeno ocurrido con la inauguración de la tienda en el centro de Madrid se podría definir como el culmen de su éxito.
Muchos detractores achacan este acontecimiento fruto del consumo compulsivo y del capitalismo salvaje de la sociedad actual. Aunque, desde mi punto de vista, este fenómeno se trata de un exitoso resultado fruto del trabajo de una herramienta de marketing más. Siempre he creído que el marketing no tiene límites, y Primark a día de hoy, de una manera u otra se ha rendido ante él. Y ello está siendo correspondido por su público. Con lo cual, querido Primark, ¡enhorabuena por el éxito!
Nos vemos pronto
¡Saludos!
Jesús
FUENTES: elmundo.es/papel secretosdemadrid.es economia.elpais.com losreplicantes.com smoda.elpais.com