Publicado el 04/07/2013 por Daniel Grifol
El día a día es un monstruo poderoso y despiadado que nos roba la energía y nos esclaviza, dejándonos solos frente a una serie de tareas que debemos hacer para considerar nuestro trabajo como ”medianamente satisfactorio” y pasando por encima de todo lo demás.
La gran sacrificada en este proceso es la creatividad. La falta de tiempo y la cantidad de cosas que llenan nuestra cabeza nos llevan a cumplir con nuestro deber medianamente bien, con dignidad, pero nos impide ser imaginativos, mágicos, creativos o excelentes.
Sabiendo esto, es sencillo llegar a la conclusión de que aplicar técnicas de productividad personal a nuestro trabajo mejora nuestra creatividad, especialmente la técnica GTD.
La mayoría de las técnicas de productividad siguen un sistema de organización que saca de nuestra cabeza todo lo que no es necesario que esté ahí, ya sean interrupciones o la planificación de las tareas, para permitirnos enfocarnos únicamente en lo que estamos haciendo. Si cuando escribimos un artículo en lo único que estamos pensando es en el artículo en sí, no en todo lo que tengo que hacer o en que solo tengo media hora para escribirlo, probablemente el resultado sea de más calidad.
Otra gran ventaja es que la aplicación de técnicas de productividad personal nos ayuda a aprovechar mejor nuestro tiempo. Nos cuesta ser creativos porque no encontramos el tiempo para pensar, y no encontramos tiempo porque lo desperdiciamos sin darnos cuenta. Según el análisis del proceso creativo de Graham Wallas, es imprescindible sumergirnos en un tema para poder ser creativos. Saber gestionar el tiempo adecuadamente nos proporcionará este espacio imprescindible para dejar volar la imaginación.
Siempre me gustó la frase de Picasso “cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”. Esto es estupendo pero ¿cuánto tiempo realmente pasas trabajando? ¿Tu trabajo es asistir a reuniones? ¿Es contestar cada correo que te llegue? ¿Es hablar con clientes por teléfono? La respuesta, por lo general, es no.
Todas estas cosas forman parte de nuestras tareas y son importantes, pero no constituyen el núcleo de nuestro trabajo. Nuestro trabajo es aquello por lo que se nos mide en último término. Si reducimos el tiempo que empleamos en tareas complementarias, dispondremos de más tiempo para trabajar. Y cuanto mayor tiempo estemos realmente trabajando, más sencillo es que las musas nos encuentren donde deben
Por último, todos los que tenemos que aplicar nuestra imaginación a algo somos conscientes de la importancia del descanso y el tiempo libre para poder ser creativos. Las teorías de productividad nos hablan del peso que tiene disfrutar de tiempo libre y los niveles óptimos de energía en nuestro trabajo. Un cerebro descansado puede ser un cerebro creativo, pero un cerebro cansado no podrá serlo nunca.
La gestión de nuestro tiempo y la gestión de nuestra atención son dos temas capitales que debemos conocer si queremos disponer de recursos para ser creativos. Y la clave para dominarlas es mejorar la productividad personal.
Si os interesa el tema, os recomiendo leer el libro de David Allen Organízate con Eficacia, pero si no os apetece leer un libro entero, podéis encontrar algunos consejos sobre productividad personal en mi blog.