Publicado el 13/02/2013 por Adrián Ager
Voy a ser categórico. ¿Listos? Lo peor que puede tener un profesional del marketing son los prejuicios.
Digo esto porque el marketing es justo ponerse en la piel del otro, no puedes pensar cuánto pagarías tú por un café en starbucks o si te comparías un traje de Elvis para el carnaval de Cádiz. Lo que tienes que pensar es qué harían ellos, tu querido público objetivo, en cualquiera de esas situaciones
Así leído puede parecer una obviedad. Todo muy lógico ¿verdad? Pues pensad las veces que un jefe de producto elige una comunicación u otra simplemente por su gusto personal. O cuando no se especifíca cierta información en una web porque se considera que es “de cajón” y luego resulta que hay clientes que no lo entienden.
Por muy polivalente que seas, la probabilidad de que en todos los productos y servicios que comercialices seas PO (público objetivo) es bastante baja. Por eso es importante dar un paso atrás y ponerse en la piel del consumidor.
No en vano, todas esas políticas para el empleado en las que este experimenta el canal de venta trabajando por un día como vendedor, no solo sirven para conocer las estructuras y modos de trabajar. También aportan un gran valor desde el prisma del feedback que se recibe por el cliente, lo que facilita esa apertura de la mente que estamos diciendo que es fundamental.
Por eso mi consejo es que en la vida y en el marketing no os creáis el centro del mundo. Mejor pensad lo diferentes que somos unos de otros y que para gustos están los colores… y los productos y servicios.